Visitar, qué ver y qué hacer, en Japón (Tokio).
Día 13 – 20.05.06: Japón (Tokio: Chidoricho, Aeropuerto de Narita). Visitar, qué ver y qué hacer.
CRÓNICA: Día 13 – 20.05.06: Japón (Tokio). Sólo unas nos restaban en Japón y Tokio… Apenas habiendo echado una cabezada, y reventadísimos, nos levantamos para ducharnos, vestirnos y prepara el equipaje como bien pudimos… De aquí hasta Narita echando cabezadas, ya que teníamos un largo trayecto. Facturar y hacer tiempo hasta que salió nuestro vuelo… Llegada a Londres, escala y coger un avión viejo y sucio de Iberia hasta Madrid, donde nos esperaban nuestros padres. Japón había sido una experiencia increíble, una parte nuestra se había quedado allí, al igual que Japón nos había sumado… nos había hecho evolucionar y desarrollarnos. Un destino increíble al que, seguro, seguro, volveremos… Viajar es vivir y la vida es un viaje: invierte en vida.
Se acabó… todo viaje tiene un comienzo y un “triste” final… y este era el ultimo día de nuestro soñado viaje a Japón… tristes por tener que irnos y abandonar este increíble país que había sido un objetivo durante mucho tiempo… pero alegres al mismo tiempo por haberlo disfrutado enormemente de forma tan intensa y aprovechada hasta el límite, sabiendo que una parte nuestra se ha quedado allí y que, al mismo tiempo, hemos sumado…
El día anterior había sido sencillamente mortal de necesidad jeje. Nuestra idea era no haber sobado… Pensábamos llegar directamente de fiesta a nuestro alojamiento… darnos un baño en el rotenburo los dos solitos a primera hora de la mañana, recoger la habitación y hacer las maletas (que iba a llevar
su tiempo), e irnos con tranquilidad al Aeropuerto… ya que estábamos bastante lejillos e íbamos a tardar bastante… Nuestro avión salía a las 13:00, pero, como suele ocurrir… los planes no salieron tal y como teníamos previsto xD.
Llegamos sencillamente reventados, destrozados, hechos polvo… como si fuéramos un zombi, andando por inercia y, como ya indiqué el día anterior, fue entrar a la habitación, poner el despertador y caímos en el futón.La alarma había sonado varias veces… apenas habíamos dormido ni 2 horitas… me incorporé como pude. Mi hermano estaba totalmente dobladísimo en el futón, no se iba a despertar ni de coña, así que decidí dejarle sobando más… Yo por mi parte miré a mi alrededor… ufff, sólo pensar en lo que íbamos a tardar en hacer las maletas y conseguir que entrara todo, que eso era otra historia jeje, me daban los 7 males. Lógicamente ya ni bañito en el rotenburo ni na de na. Cogí la ropa que me iba a poner y me metí a la ducha. Después de una duchita algo reparadora y necesaria, me vestí y me planté en medio de la habitación pensando: «a ver, ¿por dónde empiezo?» jeje.
A la vez que empecé a colocar y recoger las primeras cosillas, desperté a mi hermano para que se fuera duchando y empezara a recoger, que se nos podía echar el tiempo encima… Uf, la verdad es que estábamos los dos reventadísimos. Mientras él se duchaba yo seguía recogiendo mis cosas y haciendo la maleta, teníamos la habitación hecha un desastre: la ropa tirada por todos lados, libros, papeles, compras, latas de cerveza… un desastre total vamos, como una auténtica leonera jeje. Pero bueno, poco a poco se fue haciendo la maleta y fue entrando todo… Luego salió mi hermano de la ducha y empezó él a recoger sus cosas…
Realmente tardamos un buen ratillo en recoger todo, teníamos todo desperdigado. Y aun así en las maletas no nos cabía todo, las dos iban petadas… y varias cosas las íbamos a tener que llevar en una bolsa. Mi hermano había comprado cámaras y PSP’s hace 2 días en Akiba, las repartió y dejó las cajas, ya que era lo que más ocupaba. Una vez todo guardadito, fuimos a recepción, dejamos la llave y nos despedimos de la señora (no la del primer día cuando llegamos, sino otra, pero igualmente muy mayor jeje). Según salíamos, me acordé de que no habíamos sacado fotos del interior del ryokan, así que mientras mi hermano esperaba casi en la entrada, hice algunas incursiones en las salas comunes, los baños, etc… y saqué varias fotitos.
En fin… íbamos justitos de tiempo, así que bajamos hasta Chidoricho, y de ahí, transbordo por medio, hasta Shinagawa, para coger shinkansen hasta el Aeropuerto de Narita, pagándolo lógicamente, ya que era el Narita Express… pero decidimos coger esta opción por ser la más rápida, ya que íbamos muy justos tiempo y no queríamos tener sorpresas. El tren iba bastante lleno, aunque pudimos dejar las maletas en los compartimentos habilitados en los pasillos de entrada. Mucho salaryman de viaje y también algunos occidentales. Después de hora y tres cuartos (se dice pronto) llegamos a nuestra parada, aunque teníamos algunas dudas, ya que no estábamos seguros de si era esta o la anterior… pero como en la anterior no se bajaba casi nadie y en esta sí… ¡pues era la correcta! xD. Cogimos las maletas y nos bajamos, fuimos siguiendo indicaciones… hasta llegar por fin al stand de BA, donde nos atendió un japo en inglés… Revisión de pasaportes, pesar las maletas, tarjeta de embarque… y ale, tirando. Pasamos el control de seguridad y a la zona internacional… ¡¡¡donde hicimos las últimas compras!!! jeje, teníamos un par de cosillas pendientes de comprar. Entre ellas un par de botellas de sake bastante bien de precio, un par de chorraditas de última hora… Íbamos cargaditos de equipaje de mano: las mochilas, la bolsa que ya llevábamos, las de ahora con las botellas de sake…
Una vez llegada la hora de embarque nos dirigimos hacia la puerta… el avión; el mismo que en la ida. A nuestro lado en ventanilla se sentó un americano, con pinta de texano, con su chupa de cuero, parches, gorra, etc… Se veía que viajaba a menudo, pude ver su pasaporte cuando lo abrió y estaba completo a rebosar, no cabía un sello más xD. En un par de ocasiones hablamos algunas palabras con él (ya se sabe, para salir al baño y que le dejáramos pasar, etc), hablaba español.
Las azafatas igual de rancias que en la ida, y la nota negativa (siempre tiene que haber alguno), los personajes que estaban detrás de nosotros; no pararon de hablar durante todo el viaje, de levantarse, de moverse, de pegar gritos… En una ocasión cuando me levanté al baño y a por unas chocolatinas se puso a hablar conmigo, le contesté de forma seca y borde y luego le ignoré totalmente, aunque el personaje me seguía hablando, qué pesados.
Después del laaaaaargo vuelvo, dando cabezadas algunos ratos, viendo la película de turno en otros, comiendo, y dándose un par de paseos… por fin llegamos a Londres. Y, cómo no, nada más aterrizar el ansioso personaje de antes, tenía que ser el primero en abrir el compartimento, a saco, sin tener cuidado. Ya sabes, y lo avisan siempre, que el equipaje puede haberse desplazado y puede caerse… pues na, él lo abrió a saco de golpe, y una de las bolsas que llevábamos (nada pesado y que pudiera hacer daño por suerte), salió despedida contra la cara de un japonés sentado frente a nosotros. Mi hermano se levantó a recogerla, y mientras el guiri pidiendo perdón… vaya tela con el personaje, le dedicamos una mirada penetrante los tres (mi hermano, yo y el japo), ¡gentuza!
Descendimos del avión, y rapidito a buscar la conexión de Iberia para nuestro vuelo a Madrid, ya que era en la Terminal 1, y no sabíamos lo que íbamos a tardar… Por suerte no tardamos mucho, y tuvimos «tiempo» de sentarnos media horita a esperar que abrieran la puerta para embarcar… mientras pues aprovechando el tiempo; dando una cabezada, llamando a nuestros padres avisando que ya estábamos en Londres y a la hora que llegábamos a Madrid, un paseo al baño… esas cosas xD.
Por fin llegó la hora, montamos en la lata con alas de Iberia destino Madrid… porque joder, vaya avión más cutre: viejo, sucio por dentro, ufff, lo peor. Junto a nosotros viajaban algunos japos también. Prácticamente todo el trayecto conseguimos dormir, así que no se hizo largo y, en menos tiempo del esperado, aterrizamos en Barajas en la T4. Ahora la odisea de las maletas. Era nuestro primer viaje en la T4 (posteriormente he realizado más viajes desde la T4 y ya la controlas), pero al ser el primero andas un poco perdido jeje, pero bueno… encontramos rápido la cinta por donde debía salir nuestro equipaje. Eso sí… ¡¡¡estuvimos más de una hora esperando!!!, lamentable… 5min más y nos hubiéramos ido, ya pensábamos que habían perdido nuestras maletas, íbamos a ir a reclamarlo para que nos la enviaran a casa en cuanto supieran dónde estaban y llegaran, y nos íbamos. Pero al final aparecieron jeje, más vale tarde que nunca.
Antes de eso ya había ido una chica al stand de Iberia a reclamar, y veíamos a los japos con cara de resignación esperando… (esto en el Aeropuerto de Narita no pasa). Una vez recogidas las maletas, cargados con ellas, las mochilas y las bolsas, nos dirigimos hacia la salida… donde nos estaban esperando nuestros padres. Lo típico… abrazos, besos y esas cosas… ¡que venimos de muy lejos y las madres se preocupan! jeje ;).
Fuimos al parking a por el coche, guardamos todo, y emprendimos camino a Alcorcón… Según íbamos en el coche, ya contábamos nuestras primeras anécdotas y recuerdos… a pesar de tener la mente y el cuerpo tan cansado, teníamos unas ganas inmensas de contar nuestra aventura, de recordarla… Esta aventura había tocado a su fin, y según íbamos por la M40, nos íbamos centrando un poquito en la «realidad», alegres y tristes a la vez como indicaba al principio de la crónica… Tristes al haberse acabado nuestro gran viaje, era la vuelta a la realidad, a la rutina diaria, a no tener tiendas de 24h en cualquier lado, a no tener vending machines en cualquier lugar, a echar de menos la educación, la seguridad, la limpieza y el transporte, a tantos recuerdos y vivencias que has dejado allí…
Pero igualmente alegres por estar en casa de nuevo, alegres por haber vivido este viaje… y alegres por saber que, un sueño se ha cumplido y que, algún día, seguro, volveremos a repetirlo…
Japón había sido nuestro gran viaje hasta el momento, nuestra gran aventura, nuestro gran sueño cumplido, algo que nos marcó y que quedará en nuestra mente para siempre. Japón, volveremos, seguro :D.
Viajar es vivir y la vida es un viaje… viajar es evolucionar, desarrollarse, aprender, sumar a nosotros mismos. Invertimos en vida, y bien que lo habíamos hecho en este gran y espectacular viaje, Japón nos había dejado marcados… ¡Nos veremos en próximos viajes y en próximas crónicas!