Visitar, qué ver y qué hacer, en Japón (Tokio).
Día 5 – 12.05.06: Japón (Tokio: Ameyoko, Parque Ueno con Santuario Toshogu, Asakusa con Edificio Asahi y Senso-ji, Travesia Sumida, Odaiba con Sega Joypolis, Fuji TV, Rainbow Bridge, etc). Visitar, qué ver y qué hacer.
CRÓNICA: Día 5 – 12.05.06: Japón (Tokio). Nuevo día y madrugón para dirigirse al Mercado de Ameyoko, todavía cuando estaban abriendo las tiendas, y disfrutar de su ambiente auténtico. A continuación nos dirigimos al cercano y obligatorio Parque Ueno; un auténtico pulmón en Tokio, lleno de gente, y donde podemos disfrutar del Lago o de sus importantes Museos, destacando también el espectacular y silencioso Santuario Toshogu. Desde aquí hasta Asakusa; uno de los barrios y zonas más auténticas de Tokio, donde podemos ver el Edificio Asahi y el espectacular Templo Senso-ji donde disfrutamos de un ambiente genial. Tras comer ramen y gyozas en un restaurante tradicional, tomamos un barco futurista para hacer una travesía por el Río Sumida hasta la interesante isla artificial de Odaiba. Recorremos la playa, jugamos en el Sega Joypolis, subimos al edificio de Fuji TV, vemos a lo lejos el Palette Town y el Big Sight, realizamos compras en el Decks, vemos la Estatua de la Libertad… y cogemos el monorraíl sin conductor atravesando el Rainbow Bridge. Cena para llevar y al hotel.
Bueno, comienza otro día que prometía ser bastante largo y cansado… pero bien aprovechado. Nos levantamos prontito como siempre, ya estábamos súper cansados y se notaba jeje (y apenas llevábamos 5 días, pero claro, vamos a saco xD), y hoy tocaba otra «paliza» caminando… para variar ;). Fuimos primero a desayunar como todos los días, a la tienda 24h más cercana, a comprarnos unos batidos, hamburguesas, etc… lo que tocara ese día. Cogimos el metro y nos dirigimos hacia Okachimachi, nuestro primero objetivo del día era Ameyoko, y después el Parque Ueno.
Nada más salir de la estación, miramos el primer plano que nos encontramos para situarnos, y con nuestro plano en mano, andamos unos metros en busca de la calle principal del Mercadillo de Ameyoko, aunque veíamos que el resto de calles paralelas también tenían ya bastante movimiento y se veían gran cantidad de tiendas y puestos.
Ya vimos la que parecía era la calle principal, bueno, decir que el Mercado de Ameyoko está flanqueado por dos calles: Ueno Naka y Arcadas Ameyoko, al menos eso ponía en el mapa :P. Sin embargo, en otros mapas pone que la calle en sí como tal es Ameya-yokocho, que es Ameyoko en «sí» xD. En fin… dejémoslo en Ameyoko :). Y se ve perfectamente que estás en esa calle por el «arco» que hay situado en la parte superior de la entrada de la calle (y más arriba donde se juntan también), con un reloj y unos kanjis en rojo metidos en un circulo blanco… en las fotos se ve mejor, es una de las imágenes más conocidas de Tokio no obstante.
Subimos por la primera que nos encontramos, que es Arcadas Ameyoko. Todavía estaban abriendo las tiendas, ya que era pronto, y aunque había movimiento, todavía había poquitos puestos en la calle. A la derecha, y por encima del edificio que aquí se encuentra situado, pasaba el tren cada 5 min, era curioso de ver sin duda, una de esas imágenes conocidas de Tokio… :). Subimos calle arriba, la segunda mitad de la calle estaba repleta de puestos de pescado, estos sí, más madrugadores, todos ya con el puestecito montado en la calle, mostrando el género y gritándolo a los 4 vientos. Había una mezcla de olores un tanto extraña, a mí no me molestó, pero a mi hermano se le revolvió un poco el estómago, sensación de malestar, después del desayuno, estar con esa mezcla de olores a pescado y tal… es comprensible jeje.
Llegamos a la unión de las dos calles, con una pantalla gigante, para variar, ¿dónde no hay pantallas gigantes en Tokio? jeje. Decidimos subir un poco más hacia arriba, hasta el final de la calle, donde ya divisábamos una de las entradas al Parque Ueno, así que dimos la vuelta ya que todavía era pronto, y bajamos por la otra calle. Ya estaba prácticamente todo abierto, o lo estaban abriendo los pocos que quedaban, y sacando todos los puestos a la calle con el material. Aquí en un puestecito nos compramos unos calcetines con motivos samuráis muy chulos jeje.
Seguimos bajando y empezamos a callejear por las diferentes galerías, entrando en todas las tiendas, recreativos… Especialmente mirando las tiendas de ropa y de zapatillas, ya que tenían bastante variedad y buenos precios. Ameyoko es como el Rastro de Madrid, más pequeñito, pero es curioso ver aquí también cómo se gritan los precios en la calle para atraer compradores, todos los puestos montados en la calle, saldos, todo mas baratillo que en tiendas, ropa de temporadas pasadas… incluso alguna tienda de electrónica e informática con componentes.
Una vez llegamos al final de la calle, giramos a la principal, y nos volvimos a meter por la misma que habíamos subido antes. Ahora ya sí, la calle estaba petadísima de gente, sobre todo veíamos muchísimos grupos de estudiantes de secundaria, grupitos de chicas uniformadas, etc… nos preguntábamos si estaban haciendo «peyas» o es que no tenían clase jeje.
Seguimos entrando a todas las tiendas que nos interesaban… había muchos modelos de zapatillas, todas originales, nada de copias, muy bien de precio, mi hermano estuvo a punto de comprarse unas en ese momento, pero como luego tendríamos que volver, las compras aquí las dejamos para más adelante, ya que teníamos echado el ojo a un par de cosillas. Aunque estuvimos mirando las camisetas de la selección japonesa, no tenían en ninguna tienda las camisetas de la nueva temporada… de nada, ni de selecciones ni de equipos, todo era de la temporada pasada, y a precios de saldo claro, pero no nos interesaba ninguna en concreto.
En fin, seguimos subiendo hasta llegar a una de las entradas al Parque Ueno, subiendo unas escaleras, se podía ver desde la altura Ameyoko, la Estación de Tren de Ueno y cómo el tren iba por encima del edificio que comentaba antes en Ameyoko.
Habíamos entrado por el extremo sur del Parque, y lo primero que vimos fue varios grupitos de colegios, alrededor de la estatua de Takamori Saigo; un famoso samurái que luchó para restaurar el poder imperial en 1868. Había un grupo muy amplio de niños, todos sentaditos, atendiendo a la explicación del profesor, y varias chicas con las falditas del uniforme más cortas de lo habitual y los calentadores y tal… Fuimos recorriendo el Parque Ueno de sur a norte, para luego volver a bajar y terminar en el lago. La verdad es que para ser un Viernes, día laborable, el Parque estaba lleno de gente, familias, estudiantes… no sé, es algo que nos sorprendió un poco.
Pasamos por la Academia de las Artes, el Santuario Gojoten y llegamos a una explanada muy amplia. Había puestos de vendedores de comida, varios grupos de niños de colegio todos en fila, y, como ya había leído en otras ocasiones, muuuchos sin techo, los veías sentados, tirados en los bancos, etc… Seguimos andando y pasamos por el Museo Nacional de Arte Occidental y el Museo de la Ciencia, al cual íbamos a entrar, pero estaba cerrado por obras… pero bueno, al menos sacamos la foto de la ballena gigante que está fuera. Algo más adelante, estaba el Museo Nacional de Arte, también parecía estar una parte en obras, aunque creíamos que se podía entrar. No obstante, aunque sí queríamos visitarlo, no teníamos tiempo si queríamos cumplir con los objetivos del día… así que giramos hacia nuestra izquierda para, más adelante, cruzarnos con el Conservatorio de Música y la Universidad de Arte de Tokio, la cual tenía unas «raras» esculturas en el patio :O, y, algo más adelante, el Museo Metropolitano de Arte (sí, el Parque Ueno, está lleno de Museos jeje).
Seguimos hacia abajo, dirección sur, dejando el Zoo a nuestra derecha. A su lado, había varios puestos con caretas, disfraces y demás para los niños, y una noria de «caballitos» (más bien Pokemons y demás jeje). Ahora llegamos al plato «fuerte» del Parque: el Santuario Toshogu. No había nadie cuando entramos, y apenas entraron un par de personas más durante el rato que estuvimos ahí, la verdad es que tenía razón lo que habíamos leído, y es un Santuario bastante olvidado por los tokiotas, algo que no entiendo la verdad… pues está bien conservado y, si no vas a Nikko, puedes ver una arquitectura muy similar en su pórtico. El caso es que aquí estuvimos unos 20 minutos dando una vuelta, sacando fotos, y comprando varios amuletos jeje, los primeros amuletos que comprábamos en Japón :).
Continuamos bajando hacia el lago, primero haciendo una paradita para reponer fuerzas en una vending machine; agua y zumo de cebada para reponerse y coger fuerzas ;). Era una pena, ya que no había nenúfares, no sé si los habían cortado o yo qué sé… el caso es que apenas había unos pocos, o parecía como si hubiesen sido arrancados por una tormenta o algo, a saber… También había barquitas para los enamorados con forma de cisne y tal, como en el Retiro jeje, qué cutre xD. Hacía un sol de justicia, había gente tirada en los bancos a la sombra, en el césped, gente haciendo running… fue un paseo tranquilo por el lago, y al otro lado se divisaba el edificio mil veces visto en otras fotos, foto típica de todo aquel que pasa por ahí, con una forma un tanto peculiar como una torre a «triángulos» xD.
Salimos del parque, en esa acera había varios puestos de vendedores, a los que estuvimos echando un vistazo antes de volver de nuevo hacia Ameyoko para hacer un par de compras de ropa que habíamos visto, aunque al final las zapatillas no nos las compramosss, y luego nos arrepentimos jeje, ya que estaban muy baratitas. De ahí fuimos a la Estación de Ueno, y ahí cogimos el metro hacia Asakusa, nuestro próximo destino.
Según salimos del metro, vimos el embarcadero a nuestra derecha para la travesía del Río Sumida, al cual luego teníamos que ir, y al otro lado del Río se veían varios edificios curiosos, entre ellos el Edificio Asahi, con el «mojón» en el techo jejeje. Pero nuestro primer destino era visitar el Templo de Asakusa. Está al ladito, pero no había más que seguir a la marea humana… y es que fue llegar a la Puerta Kaminarimon donde está el farol rojo gigante (simplemente impresionante), y ver cómo estaba todo lleeeno de gente, no había hueco ni para ponerse a sacarse unas fotos jeje, todo petadísimo. Aquí conocimos a un chico coreano, que se nos acercó a ver si le podíamos sacar una foto. Lógicamente le sacamos una foto y el luego otra a nosotros, y nosotros con él, etc jeje, un chico muy majo con el que nos cruzaríamos luego en varias ocasiones; era de Corea del Sur, de Seúl más concretamente, estaba aquí de turismo por Japón. Aunque en ese momento estaba sólo, comentó que conocía a gente ahí en Japón, luego más adelante le vimos con otro chico.
Procedimos a entrar por la puerta, guardada a cada lado por los Dioses del Viento y el Trueno, y accedimos a la Calle Nakamise, la cual lleva hasta el templo en sí. Esta callecita está llena de tiendas de dulces, recuerdos, regalos, etc… todo orientado al turista y a consumir y, cómo no, nosotros entrábamos en tooodas jeje… aquí acabamos comprando varios regalitos y varias camisetas. Todo estaba a reventar de gente, turistas japoneses, colegialas, etc, y también, obvio, había bastantes turistas occidentales.
Asakusa es una locura jeje, pero es una maravilla y es un lugar encantador y… a pesar de la cantidad de turistas por metro cuadrado, es uno de los lugares más tradicionales y antiguos que podemos encontrar en Tokio, como reminiscente de aquella ciudad medieval.
¡Por fin!, después de tantas tiendas, llegamos a una enorme puerta con las supuestas Sandalias de Buda, lo cruzamos y ya estábamos en el Templo. Cada vez había más gente, a ratos era agobiante jeje, pero es lo que tocaba. Aquí también estuvimos unos minutillos con el turista coreano, sacándonos unas fotos mutuamente de nuevo xD. Entramos al interior… precioso, espectacular, una maravilla a la que las fotos no hacen justicia (y eso que no es, ni de lejísimos, de lo mejorcito que podemos ver en japón obviamente, pero sí en Tokio ;)). Aquí se nos acercaron un grupo de japoneses y nos pidieron una foto con ellos, en inglés, aceptamos con gusto, y nos sacamos varias fotos, tanto con sus cámaras como con las nuestras, ciertamente, a los japoneses les llaman la atención los occidentales como sabemos, y aprovechan cualquier momento que pueden para hablar inglés jeje, aunque también creo que les llamamos la atención por nuestras «pintas» (al igual que viceversa). Luego nos dieron las gracias, las gracias por dejar que se hicieran una foto con nosotros, y cada uno seguimos a nuestra bola, aunque nos seguían mirando, como «timidillos», queriendo hablar más con nosotros.
Dentro del Templo, al igual que fuera, podías «comprobar tu suerte»; echabas una moneda, sacas un trocito de madera con una letra o inscripción, lo buscabas en el panel, lo abrías y sacabas el papelito que, en inglés y japonés, te decía tu suerte… Primero lo hizo mi hermano, el resultado: buena suerte (en general claro, te explicaban más cosillas). Luego yo, saqué la madera… pero no encontraba en el panel de los cajones el mismo «símbolo», así que un chico japonés que me vio perdido, se acercó a ayudarme y me señaló cuál era, qué amable :). Y bueno, cómo no, a mí me salió mala suerte, estaba claro jeje. No podía quedarme así, por lo que saqué otro, y bueno… mejoró algo pero tampoco mucho más jeje, qué desastre. Luego los papelitos había que atarlos, aunque no tengo claro si tenían que ser todos, o únicamente si tenías «buena suerte» en general y te convenía lo que te había salido… creo que yo até el segundo, pero el primero no xD.
Salimos del Templo, vimos la pagoda tras el el mismo, y volvimos camino arriba por Nakamise, viendo más tiendas y haciendo más compras jeje. Era el momento de comer, ya que si no, no nos daría tiempo a coger el último «ferry» a Odaiba ;). Se me había olvidado en el hotel el listado de restaurantes de Asakusa, así que nos metimos por una calle lateral, paralela a Nakamise (aquí vimos cómo las tiendas de esa calle, son también la casa de la familia, abajo es la tienda, arriba tienen la casa), y nos metimos por una de las calles perpendiculares, todas llenas de tiendas y restaurantes buscando algo más tranquilo y tradicional.
No queríamos dar muchas vueltas, así que nos paramos en el primer restaurante típico «cutre» de barrio que vimos, mirando las reproducciones en el exterior de la comida. ¡¡¡No habíamos comido ramen aún!!!, era el momento… la dueña, una viejecita, salió y nos invitó a entrar con una sonrisa, a lo que accedimos encantados. Nuestro primer ramen con goyzas en Japón (que ya nos acompañarían todos los días), mmm, buenísimo, delicioso… echamos mucho de menos comer ramen y gyozas aquí en España… Era, como indicaba, un restaurante pequeñito, de barrio, muy auténtico y tradicional, vacío… en el que me apuesto el cuello que entraban poquitos occidentales (además había un Mc Donalds casi al lado xD), con tomos de manga de la Shonen Jump para leer (estuvimos viendo Bobobo jeje). El baño era unisex, lo tenían en la planta de arriba, y era de los baños antiguos y tradicionales japoneses (de cuclillas vamos, como en muchos lugares de Asia o, sin ir más lejos, en muchos lugares de la España más rural), además, al igual que las tiendas en Nakamise, la planta de arriba era la vivienda.
Después de comer como unos señores y muy baratito (y es que la comida estuvo deliciosa y la atención fue magnífica), fuimos al embarcadero para coger el barco que nos haría la travesía por el Río Sumida hasta Odaiba. Habíamos elegido una hora y un barco en concreto, el «futurista» jeje, con un diseño espectacular de nave espacial, pero no es una nave, es un barco :P. Dentro tenía un pequeño bar y mesas con sillas en los laterales para ir sentado viendo la travesía tomando algo…
Con nosotros montaron apenas un par de turistas occidentales y el resto turistas japoneses. Fuimos atravesando diversos puentes, viendo edificios espectaculares en la ribera del Río… hasta que nos fuimos acercando poco a poco al espectacular y llamativo Rainbow Bridge y el edificio de la Fuji TV que se veía a lo lejos. Llegamos al muelle y nos bajamos, ¡¡¡estábamos en Odaiba!!!, una isla artificial construida en el mar, como otras tantas que hay en Tokio y Yokohama.
Primero nos acercamos a la playa, la única playa que hay en Tokio como tal, no muy grande ni nada del otro mundo… pero una playa al fin y al cabo jaja, donde nos sacamos unas fotitos al borde del agua y en la arena. Apenas había gente, y nadie bañándose lógicamente, sólo algunos padres con los hijos jugando con la arena ahí sentados y poco más. Justo detrás teníamos el macro centro comercial Decks, el Aqua City y el Sega Joypolis, al que nos dirigíamos y el cual era nuestro principal objetivo jeje.
Un «parque temático» de Sega jeje, bien bien, como aficionados a los videojuegos y «Sega players» que somos… no podíamos dejar de visitar el Sega Joypolis de Odaiba; un obligatorio ;). Entramos y cogimos la entrada; una tarjeta plateada con un diseño muy chulo y que guardo como recuerdo ;). Había distintas opciones, según lo que pagaras, podías montar en algunas cosas o no, nosotros pillamos todo, el «completo» jeje.
Realmente las «atracciones» no son nada del otro mundo, y tampoco hay mucha novedad en cuanto a juegos en recreativa. Pero es curioso ver cómo tienen montada determinadas atracciones dentro del complejo. La verdad es que no había mucha gente, y éramos los únicos occidentales jeje, así que íbamos a nuestra bola, y en todas las atracciones que entrábamos nos mostraban un cartel en inglés con las advertencias típicas de estos sitios. Nada más entrar, y haber cogido la tarjetita, dejamos las mochilas en unas taquillas, y nos pusimos a investigar, planta a planta.
El complejo son 3 plantas, en la principal, que es la de la entrada, había una pequeña tienda merchandising, tienda de helados… Y las siguientes atracciones: Halfpipe Canyon (la más grande, en parejas, para «snowbordear»). Speed Boarder (una montaña rusa en la que ibas de lado, y a toda leche, había un tramo que se veía desde fuera de la calle por una cristalera). Sega Touring Car Championship (con coches a escala real y movimiento, lástima que fuera de un juego tan antiguo y tan poco manejable, podían haber puesto el Scud Race o el Out Run 2 jeje). Sky Cruising (como si fueras montado en un ala delta, en 3d)… y poco más, luego ya algunas maquinitas, expendedoras, etc…
En la segunda planta teníamos: The Lost World Special (basado en la película, también tiene su tiempo, para dobles, en una sala oscura con pantallón, y el habitáculo dónde estabas sentado se daba la vuelta y te ponía de espaldas). Y otras atracciones en las cuales no montamos, como el Cycraft (un juego de coches en 3d), Bike Athlon (una carrera de bicis en la que había que pedalear y no estábamos por la labor jeje), y el Power Sleed (este estaba más interesante, pero solía estar petadillo de gente, era de bobsleigh).
En la tercera planta estaban los «platos fuertes»: Wild Wing, Wild Jungle, Wild River (en los tres entrabas en una sala a oscuras, con pantalla gigante ovalada, en 3d. Con el habitáculo en movimiento según lo que ocurría en pantalla, ¡¡¡muuuy guapo!!!). En el Zathura y The Room of Living Dolls no pudimos entrar, ya que eran sólo en japonés y se hablaba en japonés, debías saber de qué iba la historia. Chakusin Ari Final (basado en la película del mismo título, que no es otra que «Llamada perdida 2«, una especie de minicasa del terror, muy pequeño, pero bien ambientado). Y, para mí el mejor: Dark Chapel (duraba unos 10 min, entrabas en una recreación de una capilla, te sentabas en bancos de madera y te ponías tus gafas en 3d, ya que todo estaba recreado en 3d, no había interacción alguna por nuestra parte, «simplemente» sentarte y disfrutar… pero la calidad era asombrosa, súper real, como si lo pudieras tocar con la mano… más un par de sustos muy bien dados jeje… una pasada sin duda). Aparte, en esta última planta, había un café donde se podía cenar con ventanas con vistas a la bahía y al Rainbow Bridge).
No recuerdo exactamente el tiempo que estuvimos ahí… pero fue más de lo previsto jeje, ya que nos lo tomamos con tranquilidad, y como mínimo mínimo 2 horas y media se nos fueron. Cuando salimos ya estaba anocheciendo, así que nos dirigimos al edificio de Fuji TV, ya que está abierto al visitante y aparte tenía un Museo (donde esperábamos ver diverso merchandising de series de anime como Dragon Ball). Según la información que yo tenía, todavía estaba abierto… pero cuál fue nuestra (mala) sorpresa, cuando preguntamos abajo en información en un stand que hay, y nos dijo la chica que ya estaba todo cerrado, y no se podía visitar nada :(. Vaya putada… no hacía ni 15 min que lo habían cerrado, si no nos hubiéramos entretenido tanto en el Sega Joypolis… xD.
Pero ya que estábamos ahí, al menos subir jeje. Subimos por las escaleras mecánicas que están recubiertas, y cada escalera con una iluminación diferente con leds (verde, azul…). Llegamos arriba y hay un patio bastante grande, justo debajo de la gran «bola», que al ser de noche, la iluminación iba variando (morada, naranja, verde, azul…). Había varias puertas y ascensores, estuvimos dando una vuelta pero no había nadie, y estaba todo cerrado :(. Nos asomamos al otro lado, y se veía el Palette Town, el Toyota City y, a lo lejos, el Big Sight. Queríamos ir a los 3 sitios… ver el Venus Font, el Palette Town y la Noria de cerca, la exposición de coches de Toyota, y, sobretodo, el Big Sight y su «pirámide» invertida, lugar donde se celebra el Comiket. Pero la verdad es que ya era tarde… y aunque parecía y creíamos que estaba más cerca, andando estaba bastante lejos. Sí podíamos ir recorriéndolo con el monorrail, e ir bajándonos en las paradas, pero apenas estaríamos muy poco tiempo en cada sitio y no lo veríamos en condiciones. Aparte que, por la hora que era y los horarios que teníamos de cada sitio, no iban a tardar en cerrar. Por lo tanto, desistimos y decidimos darnos una vuelta por la bahía y entrar en el Decks.
Primero fuimos al Decks, entramos por una entrada que está al lado del Sega Joypolis. No recuerdo el número de plantas que tenía en total, la última, eran todo restaurantes, echamos un vistazo… pero como que era todo bastante carillo. Bajamos a la de abajo, aquí eran todo tiendas (¡y qué tiendas!): camisetas, muñecos, merchandising, etc. Aquí estuvimos un ratito dando vueltas, y nos compramos unas camisetas maaazo de guapas en una tienda que vimos, con una vendedora muy amable, y muy guapa, que nos regaló unos llaveritos por la compra xD. Recuerdo que aquí, cuando fui al baño, vi los primeros carteles en japonés, sin el símbolo típico de «hombres» y «mujeres», me hizo gracia y le saqué una foto, ya que recordé que los había visto en uno de los libros que tenía acerca de Japón, cultura y turismo… y me había fijado, por si los encontrábamos en algún lugar, para no equivocarnos jeje. Y aquí fue el primer y único sitio en el que los vi.
Después salimos a la entrada del Sega Joypolis, ya que desde ahí se tenía una preciosa y espectacular vista del Rainbow Bridge, ya todo iluminado, y el skyline de Tokio, con la Tokyo Tower al fondo (que habíamos visitado hace tres días), para sacar unas fotos… y es que el entorno es una pasada de fotogénico para sacar buenas instantáneas. Bajamos abajo a la carretera, y entre la playa y la carretera, había unos caminos habilitados, con unos puentecitos de madera, que nos llevaron hasta la pequeña imitación de la Estatua de la Libertad, idéntica, pero en pequeñito jeje, toda iluminada en donde nos sacamos unas fotitos.
Esta zona estaba bastante a oscuras y luego había una pequeña plaza con unos bancos, vimos a algunas parejitas… Llegamos al otro lado de todo el complejo del Aqua City, y decidimos entrar a dar una vuelta. No deja de ser un centro comercial como cualquiera en España, y prácticamente estaba ya todo cerrado, así que no perdimos mucho tiempo aquí, sólo dar una vuelta. Volvimos por donde habíamos entrado, allí, en la planta de arriba, había varios restaurantes, entre ellos un hawaiano, al que estuvimos a punto de entrar. La verdad es que esta era la primera noche que queríamos haber salido de fiesta… pero ya viendo las horas que eran, y que teníamos que volver al hotel, cambiarnos, salir, etc… vimos que ya era imposible y no nos daba tiempo…
Después de debatir entre nosotros si cenábamos por aquí o comprábamos la comida en un 24h cerca del hotel donde ya habíamos comprado el día anterior… Decidimos pirarnos. La verdad es que los restaurantes que había en el Aqua City estaban muy bien, llenos de gente, y había un par bastante psicodélicos y con chillout, y también uno que era barra libre… pero se nos subía de precio, así que preferimos irnos y comer «barato y bien» en el hotel :P.
Teníamos la Estación de Daiba del monorraíl al lado, estaba bajo un hotel prácticamente, hotel espectacular a todo esto, con esas vistas… Así que nada, cogimos el ticket para ir con el monorraíl hasta Shimbashi, y de ahí a Ningyocho. En el andén, entre coche y andén, estaba un «muro» de plástico duro (muy habitual en muchas ciudades asiáticas, por protección), con puertas habilitadas que era justo dónde paraba el monorraíl, y coincidía con las puertas, lógicamente. Decir que el monorraíl va sin conductor haciendo el recorrido y las paradas: impresionante.
Se nota que era Viernes y la gente salía de fiesta o salía de trabajar y tomar unas copas y/o cenar, ya que el monorrail iba hasta arriba de peña y muchos grupitos de gente joven… Nos fuimos al primer convoy, para poder ver el recorrido desde la ventana. El recorrido se sale; recorre el Rainbow Bridge para luego hacer una curva bestial hacia la izquierda y hacia abajo, ciertamente merece la pena coger el monorraíl sólo por hacer este recorrido e ir viendo Odaiba y el puente.
Una vez llegamos a Ningyocho… no sé cómo lo hicimos, que nos rallamos al salir por una de las salidas, y empezamos a dar vueltas… y estuvimos 20 minutos dando vueltas sin encontrar el camino correcto, para no tener más cojones al final, que volver a la misma salida, mirar el mapa y situarnos… habíamos perdido la orientación totalmente :(. Pero bueno, una vez solucionado, pasamos a comprar nuestra cena, y junto con unas birritas, como todas las noches, cenamos viendo la tv, para luego meternos en nuestros futones, esperando al día siguiente con ganas… Otro grandísimo día que habíamos tenido en Japón, ¡y los que nos quedaban!, y es que este país, esta ciudad… nos seguía enamorando y apasionando… seguíamos en un sueño :D.
Best regards from NY! here
genial esos reportajes , gracias
Juer, es verdad, en lugar de poner Big Sight he puesto Big Shit jejeje, pero ya esta cambiado, es lo que tiene no releer la cronica jaja.
Sip, yo tambien guardo la entrada metalica, el Joypolis se sale jeje, la atraccion en 3d era cojonuda.
Muy buena crónica y muy completo el día.
Lo del barco ese debía de molar.
Oye, que has puesto la gran Mierda en vez de la gran Visión o Escena o como se traduzca, jejeje… Big shit, jajajaja…
Buenos recuerdos, el Joypolis. Aun guardo la entrada metálica esa.