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Día 3: San Marino (San Marino: Muralla, Monasterio Santa Clara, Palacio Público, Basílica del Santo, Tres Torres, Museo del Estado, Convento Capuchinos, etc).

Visitar, qué ver y qué hacer, en San Marino (San Marino).

Día 3 – 02.06.09: San Marino (San Marino: Muralla, Monasterio Santa Clara, Palacio Público, Basílica del Santo, Tres Torres, Museo del Estado, Convento Capuchinos, etc). Visitar, qué ver y qué hacer.

CRÓNICA: Día 3 – 02.06.09: San Marino (San Marino). Madrugón en tren regional i/v desde Milán hasta San Marino. Tras llegar a Rimini, bus hasta San Marino ascendiendo a los pies del Monte Titano. El quinto Estado más pequeño del mundo, es también la república más antigua de Europa, con una bella y más que interesante capital: pequeñita y manejable, limpia y pulcra, muy segura… y con diversos atractivos enmarcados en su entramado «blanco» y medieval. Entrando por Puerta de San Francisco, recorriendo la Muralla, Contrada Omerelli y su espectacular plaza a distintas alturas, Monasterio de Santa Clara y Palacio Público: uno de los mayores atractivos de San Marino, donde podemos ver el cambio de guardia. Tras ello, camino a la interesante Basílica del Santo y un importante paseo (con muchas cuestas) hasta las Tres Torres; imágenes más conocidas de San Marino desde donde podemos disfrutar de espectaculares vistas. Tras bajar, tocaba el Convento de los Capuchinos y una visita al Museo de San Marino, previo a recorrer las tiendas libres de impuestos y tomar el camino de vuelta. Un desconocido y gran país, ¡totalmente recomendable a visitar!

Otro día muy largo nos esperaba… no sólo por lo que había que visitar y ver, sino, especialmente, por las hoooooras de viaje. Ciertamente es una locura visitar San Marino en un día desde Milán… Lo suyo es, como muy lejos, hacerlo desde Bolonia… Pero como ya expliqué en los preparativos y demás, al final se me «cruzaron los cables» y decidí hacer dos escapadas en una… y «una de ellas» pasaba por ir a San Marino, aunque fuera una paliza espectacular, y sin visitar Bolonia claro, no hay tiempo…

En fin, era lo que tocaba jeje. A las 6:30 estaba arriba, me di una duchita rápida, me vestí, y a las 7:30 estaba cogiendo el tren para Rimini en la Estación Central de Milán… Al final llegué justito y tuve que preguntar, porque en los carteles no ponía «Rimini» en ningún lado como destino, pero bueno… Y nada… cuatro horitas hasta Rimini en tren… os podéis imaginar… un trayecto en «tren rápido» son menos de dos horas y media… en el «local» pues son un mínimo de cuatro horas

La cuestión es que el local vale 18€ y el rápido 50€… Ufff, vaya trayecto infernal, va parando en todos los putos pueblos y ciudades, aparte que hay estaciones que se tira parado 5min y en otras 20min, sin exagerar… En fin, ahora a la ida al menos iba casi vacío, y como iba con sueño pude dar alguna cabezada… Por cierto, decir también que iba un poquito «acojonado» ya que con las prisas en la estación no había marcado el billete en las máquinas. En Italia, en las estaciones, tienes que meter el billete en las máquinas que hay en los andenes antes de subir al tren para que te marque el día y la hora. Si luego pasa el revisor y no lo has hecho… pues toca multa, y multa gorda, no estaba yo para eso… Había leído en foros que si se te olvida puedes ponerlo tú con un boli en el billete. Lo importante es que vean que el billete era para ese día y momento, para que así no puedas utilizarlo otro día. Algunas personas decían que funcionaba y otras que no y les habían multado igual… Pero bueno, yo le pedí un boli a una chica y lo puse… y al final nada de nada: no pasó el revisor en todo el viaje.

Y así pasaron cuatro horitas y a las 11:31 llegaba a la estación de Rimini… Había mogollón de gente, y hacía muuuucho calor. Lo primero que hice fue pasarme por las máquinas de tickets para comprar el billete de vuelta, no sea que me quedara sin asiento, pero estaban petadas, así que decidí salir fuera a buscar el lugar donde comprar los billetes para San Marino, ya que tenía unos horarios pero no me fiaba mucho de ellos jeje, no sea que lo perdiera y ya tendría que esperar al siguiente con la consiguiente pérdida de tiempo… Nada más salir tenemos a la izquierda la comisaría de policía y la Oficina de Turismo de Rimini, a la que me acerqué a preguntar, pero estaba tan petada que pasé del tema… Un poco más adelante hay un kiosco donde venden billetes de bus, así que fui a preguntar allí. La señora que me atendió me dijo que sí, que los vendían ahí, me dio un papelito con los horarios (iba a pillar el de las 12 ahora), y me vendió el billete ida y vuelta, el cual vale para cualquier hora, para cuando tú lo quieras pillar, no para una hora en concreto… Además, justo había un chico chino que me escuchó preguntarle a la señora y él me contestó que la parada estaba un poco más adelante a mano izquierda (según salimos de la estación está enfrente a mano derecha, no tiene pérdida). Pues nada… todavía tenía un poco de tiempo, así que volví a la estación a ver si podía comprar el billete de vuelta para Milán a la tarde… pero nada, había unas colas de flipar, no me daba tiempo… En fin, ya tocaría pillarlo luego cuando volviera, a ver…

Me dirigí a la parada de bus, ahí estaban los chinos y mogollón de turistas… el bus llegó puntual, nos montamos todos (mientras la misma señora del kiosco ahora estaba aquí vendiendo tickets a pie de calle a la gente que llegaban los últimos) y nos dirigimos a San Marino, en un trayecto en bus que supone unos 45-50min y en el que vas atravesando Rimini… Como no visité la ciudad de Rimini, obviamente no voy a hablar de ella, sólo comentar que es, seguramente, el principal destino turístico de Italia en lo que respecta a sol, playa y fiesta jeje, el Benidorm de Italia vamos, ahí en la costa del Adriático… A nivel cultural e histórico tiene alguna cosilla, pero poco interesante la verdad (además es una ciudad relativamente peligrosa debido a robos y atracos…) para más información aquí.

Poco a poco íbamos subiendo, ascendido a los pies del Monte Titano, de apenas 740m pero suficiente para que al ir subiendo se me taponaran los oídos un poquillo, para variar jeje. Llegamos al parking donde paran todos los buses, a los pies de la ciudad de San Marino y ya nos desperdigamos todos…

Bien, ¡la República de San Marino es la república más antigua de Europa!, otro de esos pequeños «milagros» de «minipaíses» con ni siquiera acceso al mar (pero muy cerquita de el, del Mar Adriático) y que viven del turismo y de ser paraísos fiscales… ¡Es el quinto estado más pequeño del mundo y fue fundado en el año 301!, ahí es nada jeje. Como es obvio, depende en gran medida de Italia para infinidad de temas sociales, políticos y militares… La capital es Ciudad de San Marino, la que voy a visitar vamos jeje, con unos 4600 habitantes, con un casco histórico precioso y perfectamente conservado ;).

El estado soberano más antiguo del mundo, debe su nombre a un santo de la iglesia católica, santo que tras escapar de la ciudad de Rimini por la persecución contra los cristianos en el s. IV, se fue a los pies del Monte Titano y construyó una iglesia, fundando la Ciudad-Estado. Prosperando como ciudad monástica y lugar de acogimiento, San Marino fue prosperando durante la Edad Media, y siendo reconocido como país independiente por el papado y, posteriormente, la Francia napoleónica. No obstante, durante la I y II Guerra Mundial, el pequeño país fue ocupado, liberado posteriormente por los aliados… Reseñar que San Marino es la capital, sin embargo no es la ciudad más poblada del país, y ya sabéis, que San Marino es «famoso», entre otras cosas, por su Gran Premio de San Marino ;).

En fin, continuamos… es bajarse del bus y todo el mundo ya desperdigado… Hacía muchísimo calor, pero incluso hubo un ratillo después que me tuve que poner la chupa (y a última hora cayeron unas gotas), ya que hacía mucho viento. Cuando había mirado el tiempo decía que hoy llovería, así que me llevé la chupa por si acaso… pero vamos, me hubiera quedado igual, hacía mucho calor… Justo aquí en el parking, hay un mirador con buenas vistas, varias tiendas y algún restaurante… pero yo subí por la escalinata hacia arriba. Primero me dirigí a la Oficina de Turismo (justo frente a uno según subes las escaleras), donde cogí un folleto con la info y mapas (¡en español y ruso!). Ya tenía yo mi info y mis mapas, ahora… pues a comer jeje, no había desayunado y tenía mogollón de hambre, prefería comer ahora y así continuar luego tranquilamente… Los restaurantes de abajo no me convencían, y al final acabé en otro que está justo aquí al lado, en la misma calle… La verdad es que viendo la comida y la relación cantidad/precio creo que debía haber comido abajo, pero bueno, así son las cosas… Me pedí un panini y una birra: buenísimo. Y más bueno todavía el heladito que me comí después sentado tranquilamente fuera en el muro (de nocciola y dulce de leche, babeando…).

Ahora ya con el estómago lleno, tocaba comenzar la visita… ;). Intentaré hacerlo cortito, que no hay ganas de escribir y llevo estas crónicas muy atrasadas jeje… Bueno, para entrar intramuros propiamente dicho, entré por una de las puertas principales de la muralla, la Porta San Francesco, justo frente a la cual hay un paso de cebra, un ascensor en el otro lado para bajar a la explanada de los buses, y un «policía» (aunque más bien parecían militares) controlando el tráfico. Aquí ya se comenzaba a ver mogollón de gente por todos lados, pero antes de meterme al mogollón iba a seguir por la ruta que me había planificado en San Marino (circular, como las suelo hacer muchas veces, obviamente, todo depende del lugar y la distribución de sus atractivos). Me dirigí a mi izquierda, bordeando la muralla, dejé a mi derecha la Biblioteca del Estado y subí por unas escaleras a mi derecha hasta Contrada Omerelli, donde nos encontramos una espectacular plaza a distintas alturas… La verdad es que en este punto sí te empiezas a dar cuenta que la fama de San Marino respecto a que es una ciudad preciosa de cuento, es real… Está todo tan cuidadito, tan limpio, tan ordenado, tan «blanco», con esa muralla tan bien conservada, las torres, las callecitas empinadas y estrechas medievales… Visualmente es una pasada de ciudad ciertamente.

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Aquí me entretuve unos minutos sencillamente admirando mi alrededor y sacándome unas fotillos con mi amigo trípode :). Continué hasta el Monasterio de Santa Clara y bajé hasta un pequeño mirador con buenas vistas. Volví a la plaza donde estuve antes y subí al «nivel superior». Al estar construida la ciudad «sobre un monte», hay muchas cuestas, distintos niveles de la ciudad, con varios tramos de muralla en perfecto estado para la separación de los citados «niveles». Fui hasta Cava Dei Balestrieri, donde está el funicular que conecta con la «ciudad baja» de San Marino… a una altura considerable eh jeje. Aquí estaba todo petadillo de gente, en parte por el airecito tan majo que hacía y las espectaculares vistas de San Marino, Rimini y la costa…

Ahora bajé hasta el lugar principal y más importante de San Marino… Según bajaba por las callecitas y me iba acercando hasta la Piazza della Liberta, más y más gente había… cuidado con carteras y demás, lugar favorito de los carteristas debido a la acumulación de gente que hay jeje. Una preciosa y pequeñita plaza, con una estatua en el centro de la misma, rodeada de edificios «gubernamentales»… todo inmaculado y perfecto jeje. Y, lo más importante que nos encontramos aquí, es el Palacio Público; un edificio neogótico construido a finales del s. XIX sobre un anterior edificio románico existente. Aquí se realiza el cambio de guardia cada hora (en la media hora de 8:30 a 18:30), uno de los atractivos principales de San Marino y que, como es lógico, tenía que ver :). Hay que llegar con antelación, ya que se pone hasta arriba de gente y no te dejan ni un hueco jeje. Dura unos 10 minutitos y es bastante curioso, recomendable verlo :).

Unas fotillos aquí en esta preciosa plaza y continué subiendo por empinadas y estrechas callecitas hasta uno de los puntos principales a visitar, la Basílica del Santo en la Piazza Domus Plebis. Esta basílica fue construida a comienzos del s. XIX sobre los cimientos de la antigua Iglesia románica. La plaza y la basílica en sí no son nada del otro mundo, más pequeñas de lo que me esperaba después de haber visto fotos… pero está todo, como he dicho antes, tan blanco, tan limpio, tan nuevo, tan bonito… jeje, además no había mucha gente aquí y se podían sacar buenas fotos. El interior de la basílica tiene algunas estatuas y pinturas de cierto valor, y el altar mayor contiene una urna con los huesos del Santo: de San Marino. El calor estaba apretando, y como tampoco había movimiento dentro de la basílica pues me quedé aquí unos minutos fresquito tranquilamente :).

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Para el próximo destino ahora tocaba andar 10 minutillos y subir una interesante cuesta jeje… hasta llegar a La Rocca (Primera Torre), hay Tres Torres ;). Antes de nada, decir que se puede comprar una entrada con una tarifa conjunta para la Primera y Segunda Torre, el Museo del Estado, el Palacio Público y la Pinacoteca de San Francisco… Pero como tampoco tenía mucha pasta, el Museo del Estado era gratis y a la Pinacoteca no iba a entrar… pues no la compré, por lo que no iba a entrar a las torres que, por otra parte según me había informado, tampoco hay mucho que ver dentro de ellas.

Según subía hacia la Primera Torre, había restaurantes, tiendecitas y mucha mucha gente jeje. Aquí aproveché para comprar un par de recuerdos, entre ellos la camiseta de fútbol de la selección de San Marino (una réplica cutre vamos, pero no encontré nada mejor…). Y ahí estaba, la majestuosa (y la más grande) Primera Torre… fortaleza defensiva construida en el s. XI, utilizada como cárcel y actualmente con una pequeña capilla.

Tras echar un vistazo en los alrededores y disfrutar de las vistas fui por un camino bordeando el monte hasta La Cesta (Segunda Torre). El camino está perfectamente acondicionado y es el camino lógico entre una y otra torre, está petado de peña… La Segunda Torre fue construida en el s. XII y está situada en la cumbre más alta del Monte Titano, hay un par de museos dentro. Ufff, qué vistas, aquí en lo más alto del Monte, bajo ti una pendiente espectacular, casi perpendicular… Cualquiera que haya estado aquí, coincidirá conmigo que esta visión (con las torres en lo más alto de la montaña, sobre la cresta de la misma) hace recordar a imágenes del Señor de los Anillos… Estas dos fortalezas, en invierno, envueltas en la niebla o/y nevadas… puede ser una visión simplemente espectacular, obligatorio subir hasta aquí y poder disfrutar de las vistas, sin duda: lo mejor de San Marino.

Ahora me dirigí a La Montale (Tercera Torre), una torre de avistamiento que actualmente está cerrada. Para llegar aquí (casi nadie viene y apenas había un par de personas), se tarda otros 10-15min, atravesando un camino senderista por la montaña (el camino está bien indicado, no hay ningún peligro). A nivel turístico no es nada reseñable pero sí recomendable por dos cosas; una porque no hay casi nadie, y dos porque tienes la oportunidad de darte un pequeño paseo por la montaña entre amplia vegetación, que en verano y dándote la solera, pues es una buena opción. También te encuentras por el camino un par de merenderos donde descansar y tomar algo tranquilamente :).

En fin, seguí bajando hasta que llegué a un parking, lugar donde un grupo de turistas (ya mayorcitos de 60-70 años) me preguntaron cómo llegar al centro y a las torres… Sólo hablaban italiano, así que chungo para poder expresarme con ellos jeje… uno hablaba francés, pero peor todavía vamos xDDD. Pero bueno, mitad español mitad inglés y unas palabras en italiano (uno de ellos que se defendía en inglés, como yo de patético vamos jeje), les pude explicar por dónde se iba, y que por donde bajaba yo se iba a la Tercera Torre, pero viendo su edad y estado físico… les recomendé que no fueran por ahí, ya que iban a tener que subir bastante y era un tramo, no exigente, pero sí muy cansado.

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Ahora me encontraba bastante lejillos del centro, por lo que me tocaba ir andando bajo el sol infernal de nuevo hasta el propio recinto amurallado. Pasé por la Iglesia y Convento de los Capuchinos, construido en el s. XVI e Iglesia más antigua de la República, atravesé la muralla pasando por el Teatro Titano, la Piazza S. Agata y la Pinacoteca, donde me encontré una fuente… y baños públicos, que hay muchos en toda la ciudad, pero todos de pago… Y, como ya expliqué en su momento para Andorra y Liechtenstein, San Marino me recordaba mucho a estas dos ciudades en el sentido de pulcritud, limpieza, orden… y perfectamente acondicionada para el turista con multitud de baños públicos y parkings.

En fin, todavía tenía tiempo, así que me acerqué tranquilamente al Museo del Estado, el cual era gratis y además había una chica argentina en recepción que me estuvo explicando lo que había en el Museo y con la que estuve hablando unos minutos :). No es un Museo muy grande pero sí interesante al ser el principal Museo de San Marino y albergar algunas pinturas de los s. XIV-XIX y una importante sección arqueológica desde el neolítico hasta la Edad Media. Tenía tiempo, así que me tomé la visita con tranquilidad :).

Al salir me despedí de la chica argentina y, como todavía tenía más de media horita libre, pues tocaba callejear sin rumbo, ver tiendas, etc… Realmente San Marino se visita en medio día sin ir corriendo, muchos gastarán más tiempo en compras en las tiendas libres de impuestos y demás jeje. Uf, la verdad es que estaba todo muy muy petado, no me quiero ni imaginar la cantidad de gente que puede haber aquí un fin de semana de verano, debe ser infernal, sin poder moverte ni caminar…

Día 3: San Marino (San Marino: Muralla, Monasterio Santa Clara, Palacio Público, Basílica del Santo, Tres Torres, Museo del Estado, Convento Capuchinos, etc). Día 3: San Marino (San Marino: Muralla, Monasterio Santa Clara, Palacio Público, Basílica del Santo, Tres Torres, Museo del Estado, Convento Capuchinos, etc). Día 3: San Marino (San Marino: Muralla, Monasterio Santa Clara, Palacio Público, Basílica del Santo, Tres Torres, Museo del Estado, Convento Capuchinos, etc).

Pues nada, lo dicho, a ver tiendas, donde me compré una taza chula tirada de precio, y a picar algo… Tras ello me fui hasta la zona de los autobuses a ver también las tiendas que había allí y tomarme una cerveza (donde me metieron una buena clavada por una lata, pero joder… no había nada más barato y me apetecía una cerveza).

Y así al rato llegó el bus… había tropecientas personas para coger el mismo bus de vuelta a Rimini y, como suele pasar, la gente se empezó a poner nerviosa… empujones, malas palabras, la peña colándose, etc… Asqueroso. A ver, que todos tenemos prisa, pero joder, hay plazas para todos… Yo sí tenía prisa porque tenía que pillar el billete de vuelta a Milán, pero decidí esperar 5min ya que venía otro bus, y así me evitaba los empujones y las marujas de los cojones. Y nada, vuelta a Rimini, corriendo a la máquina de compra de billetes en la que había menos gente y a comprar mi billete de vuelta a Milán. Con tranquilidad, a esperar en el andén, la aventura de San Marino había terminado, pero no así el viaje de vuelta infernal…

El tren llegó puntual a las 19:08, y me esperaban más de cuatro horas de viaje (la llegada a Milán era a las 23:50), en un tren regional, el cual iba haciendo paradas continuamente en todos los putos pueblos y ciudades (donde se tiraba de 5 a 20min parado como ya dije), sin aire acondicionado, llenísimo hasta reventar y encima íbamos con retraso y tardamos casi 20min más de lo previsto… Os puedo asegurar que fue INFERNAL, en serio. Hay que partir de la base que, como ya dije al principio, es una puta locura visitar San Marino en un día desde Milán. Que lo hagas desde Bolonia vale, pero desde Milán… En fin, pero yo soy así y se me metió en la cabeza que quería visitar San Marino, y así lo hice jeje. Eso sí, seguramente no lo volvería a hacer y tampoco se lo recomiendo a nadie. Si tienes pasta y te puedes permitir un tren «rápido» que tarda poco más de dos horas vale, sin problemas, pero hacerlo en un puto tren regional que va parando continuamente, incómodo y donde te tiras cinco horas metido, es un puto suicidio.

Y nada, así pasaron las horas y las horas… Conmigo iban sentados un matrimonio con su hijo que, al menos, no metía mucho jaleo. Al lado una pareja que venían de la playa (de Rimini supongo), luego más adelante unos pokeros masillas poniendo musiquita en sus móviles (hay que joderse, están en todos lados), y detrás de mí unos ecuatorianos, con los que hablé algunas palabras en castellano :). Y así llegamos a la estación de Milán… yo estaba reventadísimo, había sido un día muy largo con los trayectos en tren. La estación estaba totalmente vacía, al igual que los alrededores. No me hacía mucha gracia tener que ir caminando al hotel a estas horas sin nadie por la calle y por los alrededores de la Estación Central, pero es lo que hay, con cuidadito. De hecho había prostitutas en varias esquinas en mi trayecto al hotel, que me hablaban y me tiraban besitos xDDD.

Antes de ir al hotel, me compre una tarrina con tres bolas de helado en una heladería abierta que me encontré de camino (que tenía antojo jeje), y ahora sí… al hotel, subida a la habitación, a comer algo, duchita y a dormir.

Había sido un día largo, San Marino precioso sin duda, una pasada de lugar y un gran desconocido en Europa que os recomiendo visitar sin duda alguna, ¡os encantará! 🙂

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David Vecino de la Guía

David Vecino de la Guía | Acuario y madrileño, ávido de información, conocimiento y nuevas experiencias. Maestrillo de todo, maestro de nada y profesional de mucho: turismo, protocolo, eventos, marketing, publicidad, informática, formación, terapias alternativas, etc... Cinéfilo, devorador de libros, electrónico musical, futbolero de pro y cervecero gastronómico. Viajero empedernido como mayor pasión y fin, a ratos turista. Ética, moral, valores, coherencia, y demócrata liberal conservador convencido.

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