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Visitar, qué ver y qué hacer, en Irlanda e Irlanda del Norte.
Una ruta alternativa para conocer Irlanda.

Cuando hablamos de Irlanda, inmediatamente se nos viene a la cabeza Dublín, del mismo modo que cuando pensamos en Italia nuestra mente nos traslada a Roma o Florencia. Sin embargo, no siempre es necesario viajar a las grandes capitales para disfrutar de un país en concreto. Dublín cuenta con verdaderas joyas arquitectónicas en su interior y es famosa por ser la sede mundial de la popular cerveza Guinness y por sus tradicionales pubs, que tienen hasta ruta propia. Pero Irlanda es mucho más que su capital. Hoy os voy a hablar de un par de sitios que sin duda debéis visitar si estáis pensando en viajar al país, porque son francamente espectaculares y no están tan masificados como la capital, lo cual es bastante beneficioso en múltiples aspectos.
La conocida como Calzada del Gigante es uno de los lugares más espectaculares de Irlanda. Para llegar a ella debemos recorrer la Costa de la Calzada, por la costa de Irlanda de Norte. A nuestro paso por ella nos encontraremos con auténticas maravillas como las ruinas del castillo de Dunluce, del que se dice que C.S. Lewis se inspiró en ellas para crear la fortaleza de Cair Paravel en su saga de Las Crónicas de Narnia, la Old Bushmills Distillery, la más antigua en funcionamiento del país, o los espectaculares faros del Condado de Antrim.

Pero centrándonos en la calzada en sí misma, es importante que sepáis que nada más llegar al hay un parking de pago por el que tendréis que desembolsar alrededor de 10 libras por dejar el coche. Si no os importa pagar este precio podéis dejarlo ahí, pero si sois de los que vais con el presupuesto ajustado yo os recomiendo que sigáis alrededor de medio kilómetro en dirección a Belfast y aparquéis en un pequeño parking gratuito. Si no queréis alquilar un coche o no tenéis carnet, también se puede llegar a la Calzada en bus por un precio que ronda las 15 libras.
La Calzada en sí misma en una zona que comprende más de 40.000 columnas de basalto en forma pentagonal y hexagonal. La explicación científica es que las columnas surgieron como resultado del rápido enfriamiento de la lava de algún cráter o caldera volcánica de manera rápida, hace más de 60 millones de años. Esta zona fue descubierta en a finales de 1600 y en 1986 fue declarada como Patrimonio de la Humanidad.

Obviamente, los irlandeses han creado su propia versión de la historia, que nada tiene que ver con la lava y su proceso de enfriamiento. Para los irlandeses, esta zona fue creada por dos gigantes (de ahí el nombre) que se llevaban muy mal. Finn, de Irlanda, y Bennandoner, de Staffa, en Escocia, luchaban entre sí lanzándose piedras, de tal forma que éstas llegaron a crear una especie de camino entre ambos lugares. Cuando Bennandoner decidió cruzar el camino para derrotar a Fin en su propio territorio, la mujer del segundo lo vistió de bebé de tal forma que cuando el escocés llegó a tierra irlandesa se asustó pensando que si ese era el tamaño del bebé, el del padre debía ser mucho mayor. Así fue como Bennandoner escapó corriendo de nuevo a Escocia pisando fuertemente las piedras para que se hundieran en el mar, imposibilitando de este modo que Finn pudiera ir tras él.
Desde luego la versión de los irlandeses es bastante más espectacular que la real, pero en ambos casos el resultado es francamente grandioso. Podéis echar horas haciendo fotos del lugar, os lo aseguro.
Muy cerca de este increíble paraje natural se encuentran las cuevas de Cushendun, un lugar que los seguidores de la popular serie Juego de Tronos querrán visitar sí o sí, pues en este lugar fue donde se rodaron las escenas de Melisandre dando a luz a un demonio. Estas cuevas se formaron hace nada más y nada menos que 400 millones de años, y en la actualidad se puede pasear alrededor y dentro de ellas, disfrutando de las diferentes pozas marinas que se crean en las rocas. Si sois algo aprensivos para eso de meteros en lugares cerrados inexplorados, podéis quedaros fuera y disfrutar de unas vistas al mar inigualables.
Otro de los lugares más espectaculares del país, también en la costa de la calzada, es el Castillo de Dunseverick. Esta fortaleza, que forma parte de los Monumentos Nacionales, fue construida en lo alto de un acantilado, lo que llama especialmente la atención. En 1641 el castillo fue completamente destruido por las tropas inglesas, dejando tan solo las ruinas que se pueden ver hoy en día y una pequeña torre que fue destruida a su vez por una tormenta en 1978. El entorno natural de la zona es fantástico y la accesibilidad al lugar es muy buena igualmente. Otro punto positivo: su visita es gratuita.
Aunque no presenta el mismo pasado histórico que las ruinas del Castillo de Dunseverick, el Wonderful Barn (en castellano granero mágico) es una de las construcciones arquitectónicas más curiosas del país, digna de visitar por aquellos que buscan la extravagancia en estado puro. Este granero, que destaca por su forma semejante a un corcho, fue construido en el siglo XVIII en el Condado de Kildare con el objetivo de crear empleo. Con más de 20 de metros de altura, el granero se alza imponente y majestuoso, desafiando las leyes básicas de la arquitectura y la ingeniería.


Viajando hasta el oeste de Cork nos encontraremos con el Parque Forestal de Gougane Barra, un lugar rodeado de montañas al que las familias irlandeses suelen acudir para celebrar el Día de San Patricio. Sin embargo, además de un entorno natural de lo más bello, este parque esconde una de las iglesias más fotogénicas y fotografiadas del mundo justo al lado del lago. Esta iglesia, cercana al monasterio del siglo VI, es una de las más solicitadas para celebrar una boda… Con ver la imagen no hay nada más que añadir.
El país de los leprechauns y la cerveza también cuenta un espacio especialmente atractivos para los amantes de la astronomía. No hace falta viajar hasta el Polo Norte y pasar frío (al menos no tanto) para disfrutar de la increíble Aurora Boreal. En Inishowen, uno de esos parajes remotos y lejanos a los que parece que solo puedes llegar por casualidad tras haberte perdido, se encuentra Grianán of Aileach. Esta fortificación circular de piedra está a 250 metro sobre el nivel del mar y tiene más de 2.000 años de antigüedad. Por si esto no es suficiente para acercarte a visitarla, desde el centro de la fortificación se puede observar la Aurora Boreal con total claridad gracias a la localización y a la escasa contaminación lumínica que rodea el lugar.

Volver a casa tras haber visitado Irlanda sin probar una Guinness no tiene perdón. A partir de ahora tampoco lo tendrá volver sin haber visitado el Lago Guinness, en el condado de Wicklow. Bordeando las montañas del lugar, llegareis a una llanura en la que se encuentra el lago que recibe el nombre de sus aguas negras que recuerdan al color negro de la popular cerveza, y al que también se le conoce como Lough Tay.
Y de las montañas de Wicklow regresamos a la gran urbe, a tan solo un par de kilómetros de Dublín se encuentra la Isla de Dalkey. La historia de este lugar comenzó hace más de 6000 años, ya que se tiene constancia de diferentes asentamientos vikingos en la zona allá por el año 4500 a.C. Según los historiadores, la isla fue empleada por los vikingos como un campamento para esclavos; más tarde, en la Edad Media se convirtió en un punto estratégico como puerto de la capital. En la actualidad, la isla cuenta con unas vistas sobre la costa irlandesas dignas de postal. Además, el pueblo es ciertamente de lo más pintoresco.

Como podéis ver, Irlanda tiene mucho más que ofrecer que las grandes ciudades. No planeéis solo vuestro viaje en función a los lugares más turísticos, y atreveos a explorar las tierras salvajes irlandesas. No os decepcionarán.
Que cool como retratas a Irlanda, ya quiero ver la zona de Narnia, los leprechauns y probar una Guiness. Muchas gracias por el contenido. Saludos.
Gracias a ti por comentar y tu opinión. Cierto es que Irlanda nos ofrece unos paisajes increíbles «de película» :D.